Comunicate con nosotros:
memoriabarrial@redculturaboedo.com.ar

Historias y Testimonios de Vida

“por la alegría hemos vivido; por la alegría fuimos al combate que jamás la tristeza sea asociada a nuestros nombres”.
Julius Fucík.



MARÍA VERÓNICA TENÍA 25 AÑOS
CUANDO FUE SECUESTRADA
EN CASTRO Y CONSTITUCIÓN
EL 19 DE MAYO DE 1977
Y LLEVADA AL
CENTRO CLANDESTINO DE DETENCIÓN
 CLUB ATLÉTICO
POR SU MILITANCIA MONTONERA.



Según los archivos de CONADEP fue ejecutada de manera sumaria. Su compañero Guillermo Pages Larraya continúa desaparecido. Está probado que fue detenido a las 12 horas del 21 de diciembre de 1977, en la intersección de la Av. Las Heras y Laprida de Capital. Tal es lo que se desprende de la denuncia formulada por Oscar Argentino Guagnini padre de Luis Rodolfo Guagnini, vecino de Boedo y aprehendido junto con Guillermo.

“Según los datos de la Unión de Empleados de Justicia de la Nación, desaparecieron 17 de sus compañeros. A saber. Alberto Maidana Casco, Alvaro Colombo, Carlos Gatto, Enrique De Pedro, Alicia Mallea, Guillermo Díaz Lestrem, Gustavo Varela, Jorge Sanz, Julio Lozano Bullrich, Nelly Ortiz de Díaz Lestrem, Carlos Malvino, Esteban Ojea Quintana, Ignacio Ojea Quintana, Roberto Vera Barros, Laura Serra, Verónica Basco, Wenceslao Caballero “
Fuente: Página 12, domingo 1 de abril de 2007
Subrayado por la redacción


A continuación, la carta que Guillermo Pagés Larraya su pareja, le escribe al padre de Verónica unos días después de que éste recuperó y sepultó el cadáver de su hija en Mayo de 1977.

Buenos Aires, 23 de mayo de 1977-Año de la Resistencia Popular

Querido Doctor B.
Hay unas palabras de un poeta checoslovaco: “por la alegría hemos vivido; por la alegría fuimos al combate. Que jamás la tristeza sea asociada a nuestros nombres”.
Quiero agradecerle profundamente todo lo que ha hecho para recuperar y dar sepultura al cuerpo de Verónica, que aunque es lo menos que se podría pretender frente a un crimen en estos tiempos se convierte en algo difícil e importante. Yo se que usted hizo y hará todo lo que sea posible……para desenmascarar ahora o más adelante a estos asesinos, lo que no se pudo hacer no importa. Me imagino los interrogatorios y humillaciones de todo tipo que habrá tenido que pasar, las presiones y exigencias. Conociendo todo eso comprendo que usted hizo lo que pudo, y se lo agradezco mucho porque ha sido mucho.
Hay algo que me imagino y que tal vez me equivoco. Es posible que haya en usted algún sentimiento de culpa, por no haber convivido con ella más tiempo, por no haberla acompañado más en los últimos años, por no haber conocido nuestra pareja, o por otras cosas. Si esto fuera así creo que usted debe rechazar cualquier sentimiento de culpa. En primer lugar porque no hay ningún motivo cierto y en segundo lugar porque todo sentimiento de culpa nos paraliza, nos impide vivir en una realidad que es compleja, lo suficientemente compleja como para que no seamos los responsables de todo lo que ocurre a nuestro lado, nos impida, en fin, recuperar la alegría y dejar que duerman las penas en el alma. Recuerde que Verónica y yo pasamos nuestro primer verano juntos bajo la carpa que usted nos prestó. Una noche que ella no se quería ir a dormir yo le dije “vení que tengo la luna en la carpa” y la convencí. Esto no tiene nada que ver con lo anterior pero así fue. Se nos volaba cada dos por tres y creo que nunca terminamos de armarla como se debía. Para colmo los chiquitos que veraneaban con nosotros aprovechaban la hora de la siesta para desclavarnos las estacas…y abajo. Era como un castillo de naipes sobre los médanos.
Fue un amor en serio, señor, y por eso un amor difícil de construir y de crecer. Hasta estuvimos separados y probando otros amores un tiempo, durante varios meses. Pero cuando nos unimos fue, como se decía antes, para siempre. Y tuvimos nuestra casa, le pintamos las puertas y las ventanas: en la cocina de rojo, en el comedor de verde inglés, el dormitorio de azul. Empezamos a levantarnos y prepararnos el desayuno mientras el otro ocupaba el baño, y a esperarnos en la vereda y también hace muy poco a tratar de fabricar un hijito juntos. Estábamos haciendo todas las cosas lindas de querernos cuando era el momento de hacerlas. La única paz que pedíamos era entre las diez y nueve y las veintitrés y los domingos cuando estábamos juntos despiertos y cuando dormíamos o mirábamos como dormía el otro. Eso era para nosotros la paz posible y en ella se nos crecía el amor mientras hacíamos lo posible porque el pueblo ganara esta guerra. Y yo me enojaba con su fatalismo y ella se enojaba con mi ansiedad y nos pelábamos y después nos amigábamos y juntos íbamos creciendo y viendo como crecía el otro. Todavía, tal vez, un poco niños.
No pudimos acercarnos más a usted. Si no hubo tiempo para eso y tantas otras cosas de vivir ha sido por causa de una guerra que nosotros no queremos ni provocamos. En marzo de 1976 faltaban nueve meses para las elecciones.
Espero que me escriba. Los teléfonos son aparatos llenos de oídos o al menos de temores. Por ellos solo se puede hablar lo indispensable ya veces, ni siquiera.
Por favor transmita el agradecimiento y solidaridad a toda su familia por como se ha portado en esta situación. No se deje agobiar por el dolor. Peléelo.
Un abrazo
M.R.